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Viajar por Filipinas

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Llegar al paraíso nunca fue fácil, pero viajar por Filipinas no es una tarea complicada, aunque a veces se necesita una ingente cantidad de tiempo para recorrer pequeñas distancias. Ese es el precio que se tiene que pagar por recorrer un país que está dividido en más de 7000 islas.

​A pesar de ello, siempre hay posibilidades para conectar 2 puntos cualesquiera gracias a la maraña de aviones, barcos, buses, minivans, taxis, triciclos, taxibikes y velociclos que recorren la nación cada día. Llegar es solo cuestión de tiempo si se saben afrontar con paciencia las esperas que tengamos que hacer en los transbordos que nos esperen durante el camino. ​​

Por supuesto hay que tener en cuenta que tiempo y dinero son dos factores inversamente proporcionales a la hora de desplazarse. Así, si viajas a base de aviones y taxis gastaremos una suma más elevada que haciéndolo a base de ferris y buses locales, pero también ahorrarás una gran cantidad de energía y tiempo. Todo depende de las prioridades de cada uno. ​
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A los que viajan con sobrepeso les alegrará saber que prácticamente en cada destino aguarda una horda de porters preparados para ayudar a los turistas con el equipaje. Por supuesto, aunque nosotros no les hayamos pedido ayuda, esperan una propina a cambio, así que si no queremos pagar hay que estar atento a nuestra mochila o maleta al llegar. Nunca se debería dar más de 20 pesos por persona, a menos que cubran una distancia considerable. Si lo único que han hecho es subirnos o bajarnos las maletas de un barco, 10 pesos por maleta debería ser suficiente.
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Medios de transporte en Filipinas:
  • Avión. Hay numerosas compañías aéreas que operan vuelos domésticos de bajo coste en Filipinas. Algunas de las más conocidas son Cebu Pacific Air, Philippines Airlines (PAL), Air Philippines,  AirphilExpress, Zest Airways, Asian Spirit, SEAIR y Island Transvoyager (solo para Palawan), pero hay algunas otras. Conviene usar un buscador de vuelos internacionales que incluya compañías Low Cost en sus búsquedas, como skyscanner.
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Manila es la única ciudad que está conectada con todos los aeropuertos del país, por lo que muchas veces volar de un destino a otro significa, por fuerza, hacer escala en Manila (aunque solo sea algunas horas). Conviene dejar suficiente margen de tiempo en las escalas para evitar consecuencias desagradables debidas a retrasos inesperados, ya que no son raros sobretodo en la estación de lluvias. La segunda ciudad mejor conectada es Cebu, pero cuidado, porque en muchas ocasiones las compañías solo operan un vuelo diario directo a algunos destinos, y el resto de los vuelos que nos ofrecen hacen la inevitable parada en Manila. Conviene fijarse bien en la hoja de ruta.
En ciertas fechas como Todos Santos, Navidad, Año Nuevo y Semana Santa hay que reservar con bastante antelación, ya que los filipinos vuelan en masa para visitar a sus familias por todo el país, y no está de más reconfirmar la reserva en el plazo estipulado por la compañía para asegurarse una plaza en el avión.
  • Banka o Ferry. Como es de suponer en un país en el que casi todo es mar, Filipinas cuenta con una auténtica flota de barcos que surcan sus aguas constantemente transportando pasajeros y mercaderías de un lugar a otro. Ya sea a bordo de enormes cargueros o ferris, o en pequeñas y sencillas bankas de pasajeros, podemos vernos envueltos en una auténtica aventura marina camino de cualquiera de sus maravillosas islas. Algunos de los cruceros de larga distancia operan solo algunos días de la semana y dependiendo de la estación (normalmente con menor frecuencia en temporada de lluvias). Es mejor informarse antes de dirigirse al puerto en cuestión. 
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A veces la cosa es tan sencilla como ir a hablar con los pescadores locales para conseguir que nos lleven hasta cualquier isla cercana por una suma previamente pactada, o para que nos den una vuelta descubriendo los puntos más bonitos de una isla o costa.
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  • ​​Autobús. Poco hay que decir sobre este medio de transporte tan universal, salvo que es barato y funcionan sorprendentemente bien. Los hay de muchas categorías, pero los buses de línea regular, aunque no son el estandarte de la comodidad, son mucho más decentes que en otros países vecinos. Si se quiere viajar con estándares europeos hay que preguntar por el  “Aircon Bus”, aunque salen menos a menudo.
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Los filipinos no tienen ningún problema con parar a recoger o dejar gente a lo largo de todo el trayecto. Este servicio, que supone una clara ventaja para los pasajeros, resulta también un inconveniente, y es que alargan hasta los recorridos relativamente cortos. Hay que armarse de paciencia y aprovechar las paradas para comprar (a cualquiera de los numerosos vendedores de estación que asaltan los buses en cada pueblo) unos cacahuetes o unas chips de banana con los que entretenerse un rato. 

Podrías encontrarte con algún revisor que quiera cobrar por las maletas que van en el portaequipaje. Poco podemos hacer si se vuelven muy insistentes salvo no dejar que nos cobre más de 20 pesos por bulto.

  • Minivan. Pueden ser compartidas o alquiladas para uso privado. Muchas veces salen de las mismas estaciones que los buses y circulan algo más rápido que éstos, pero si viajamos con mucho equipaje tienen el inconveniente de disponer de muy poco espacio. No tienen un horario fijo y salen cuando se llenan, por lo que suelen acortar mucho los tiempos de espera en viajes en los que debemos usar varios medios para llegar al destino. Otras ventajas añadidas son una mayor flexibilidad a la hora de dejarnos en el sitio que más nos convenga y que suelen circular hasta más tarde que los buses de línea, pudiendo convertirse en la opción que nos salva de quedarnos atrapados en un lugar no deseado cuando ya ha llegado determinada hora del día.
  • Jeepney. Estos destartalados híbridos de jeep y bus en miniatura funcionan muy bien conectando pequeñas poblaciones o en ciudades como Cebú, donde un pequeño ejército de ellos cruzan constantemente la ciudad como líneas de bus urbanos y pueden llevarnos a cualquier punto por apenas 10 pesos. Los orgullosos dueños los pintan y tunean como preparándolos para una exhibicion. En las ciudades suelen llevar escrito el origen y el destino, además de alguno de los puntos más remarcables del recorrido. Hay que sentarse en una banqueta lateral y prepararse para las estrecheces porque la gente no para de subir y bajar, algunos incluso en marcha, pero el contacto con la población local es excepcional.
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  • Taxi. Tomar un taxi en Filipinas es notablemente barato. Tan solo hay asegurarse de que el taxista haga la subida de bandera y no trate de cobrarnos cualquier cantidad. El truco de darte mil vueltas para llevarte a un sitio es una práctica muy poco común, pero no hay que creer a quien diga que el taxímetro está estropeado o que no se pone de noche. Para largas distancias interurbanas hay que pactar un precio pactado, que dependerá de la distancia y número de pasajeros y maletas​​.
En Cebú, al salir del aeropuerto, dirígete a la derecha y toma uno de los taxis blancos. ¡Evita los taxis amarillos ya que son el doble de caros!
  • Tricycle. Son básicamente motos con sidecar, con un diseño diferente en cada zona. Es sorprendente la cantidad de gente que puede llegar a transportar uno de estos artilugios, en los que a veces hay asientos para 4 pero se suben como 10 más entre la moto y los techos. En principio es un medio mucho más barato que el taxi, pero los conductores pueden pedir precios exorbitados por distancias ridículas llevándonos de una estación, puerto o terminal a otra. Hay que regatear duro para pagar el precio justo y asegurarse de que el equipaje va bien atado y que no tratan de cobrárnoslo por separado. Inconvenientes aparte, no podemos decir que hemos estado en Filipinas si no nos hemos subido en uno de éstos.
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  • Habal-habal. Las mototaxis son una buena alternativa al taxi para desplazarse por la ciudad o a pueblos cercanos una vez instalados en un hotel.  También puede ser una buena opción para viajeros solitarios que no llevan demasiado equipaje, pues abarata mucho los transbordos estación-puerto-aeropuerto y suelen ser más rápidos que otros vehículos.
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Si no conocemos las tarifas, lo mejor es negociar el precio de antemano par evitar sorpresas, por lo que conviene preguntar a los locales para tener una referencia. También es una buena idea llevar billetes pequeños para el pago, ya que suelen decir que no llevan cambio.

En días de calor nada mejor que viajar en moto “con la melena al viento” para disfrutar del paisaje o saltarse todo el tráfico en las ciuddes. Eso sí, no hay que olvidar que, aunque se vaya fresquito, el sol tropical no perdona y conviene usar crema solar con una protección alta.


  • Pedicab. El velociclo es el medio de transporte más básico y barato de Filipinas, y se usa spar distancias cortas. Consiste simplemente en una bicicleta a la que se le ha añadido un asiento lateral. No constituye en sí ninguna atracción turística salvo en casos muy puntuales (como en Manila) donde se ofrecen, mapa en mano, a descubrirnos los secretos mejor guardados de Intramuros. Seguramente habrían dejado de existir hace tiempo si no fuera por la increíble reticencia que tienen los habitantes del sudeste asiático a ir andando a los sitios. Si preguntas a un local cómo llegar a cualquier lugar a más de 5 minutos a pie, te contestará que tienes que coger este o tal vehículo y quedarán asombrados si les insistes en que quieres caminar.
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